III. La renuncia al ataque
1. Como ya hemos puesto de relieve, toda idea tiene
su origen en la mente del que la piensa. 2Lo que se extiende desde
la mente,. por lo tanto, se encuentra todavía en ella, y la mente se conoce a
sí misma por lo que extiende. 3La
palabra "conoce" está usada correctamente aquí porque el Espíritu
Santo, mediante Su percepción imparcial, guarda todavía el conocimiento a
salvo en tu mente. 4Dado que Él nunca ataca, no obstaculiza la
comunicación de Dios. 5Por lo tanto, el estado de ser nunca se ve amenazado. 6Tu
mente, que es semejante a la de Dios, jamás puede ser profanada. 7El
ego nunca fue parte de ella, ni lo será jamás, pero a través del ego puedes
oír, enseñar y aprender lo que no es cierto. 8Te has enseñado a ti
mismo a creer que no eres lo que eres. 9No puedes enseñar lo que no
has aprendido, y lo que enseñas lo refuerzas en ti al compartirlo. 10Cada
lección que enseñas es una lección que tú mismo estás aprendiendo.
2. Por eso es por lo que debes enseñar solamente una
lección. 2Si has de verte libre de conflictos, tienes que aprender
únicamente del Espíritu Santo y enseñar únicamente con Él. 3Tú eres
únicamente amor, mas cuando lo niegas haces de lo que eres algo que tienes que
aprender a recordar. 4Dije anteriormente que el mensaje de la
crucifixión fue: "Enseña solamente amor, pues eso es lo que eres". 5Ésta
es la única lección que está perfectamente unificada porque es la única lección que es una sola. 6La
única manera de aprenderla es enseñándola: 7" Lo que enseñes es
lo que aprenderás." 8Si esto es verdad, como en efecto lo es,
no olvides que lo que enseñas te enseña a ti. 9Y no puedes sino
creer en lo que proyectas o extiendes.
3. La única seguridad radica en extender el Espíritu
Santo porque a medida que ves Su mansedumbre en otros, tu propia mente se
percibe a sí misma como totalmente inofensiva. 2Una vez que puede
aceptar esto completamente, no ve necesidad alguna de protegerse. 3La
protección de Dios alborea entonces sobre ella, asegurándole que está
perfectamente a salvo para siempre. 4Los que están perfectamente a
salvo son completamente benévolos. 5Bendicen porque saben que son
benditos. 6Desprovista de ansiedad, la mente es totalmente
benévola, y puesto que extiende caridad, es también caritativa. 7La
seguridad no es otra cosa que la completa renuncia al ataque. 8Ninguna
transigencia al respecto es posible. 9Si enseñas ataque en cualquier
forma que sea, lo habrás aprendido, y ello no podrá sino causarte dolor. 10Con
todo, ese aprendizaje no es permanente, y puedes desaprenderlo dejándolo de
enseñar.
4. Puesto que no puedes dejar de enseñar, tu salvación radica en enseñar exactamente lo
opuesto a lo que el ego cree. 2Así es como aprenderás la verdad que
te hará libre y que te mantendrá libre a medida que otros la aprendan de ti. 3La
única manera de tener paz es enseñando paz. 4Al enseñarla, no puedes
sino aprenderla, pues no puedes enseñar aquello de lo que todavía te disocias. 5Sólo
así podrás recobrar el conocimiento que desechaste. 6Para poder
compartir una idea tienes primero que disponer de ella. Dicha idea despierta en
tu mente mediante la convicción que nace de enseñarla. 8Aprendes
todo lo que enseñas. 9Enseña solamente amor, y. aprende que el amor
es tuyo y que tú eres amor.
LECCIÓN 56
Nuestro repaso de hoy abarca lo siguiente:
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