V. El uso que el ego hace de la culpabilidad
1. Tal vez algunos de nuestros conceptos se vuelvan
más claros y significativos para ti si aclaramos el uso que el ego hace de la
culpabilidad. 2El ego tiene un propósito, al igual que el Espíritu
Santo. 3El propósito del ego es infundir miedo porque sólo los que
tienen miedo pueden ser egoístas. 4La lógica del ego es tan
impecable como la del Espíritu Santo, ya que tu mente tiene a su disposición
los medios para ponerse de parte del Cielo o de la tierra, según elija. 5Pero
una vez más, recuerda que ambos se encuentran en ti.
2. En el Cielo no hay culpabilidad porque el Reino
se alcanza por medio de la Expiación, la cual te libera para que puedas crear. 2La
palabra "crear" es apropiada en este contexto porque una vez que el
Espíritu Santo deshace lo que tú has hecho, se restaura el residuo bendito y, por consiguiente, éste continúa creando.
3Lo que es verdaderamente bendito es incapaz de producir
culpabilidad y sólo puede producir dicha. 4Esto hace que sea
invulnerable al ego porque su paz es inexpugnable. 5Lo
verdaderamente bendito no es susceptible de ser alterado debido a la plenitud
de la que goza. 6La culpabilidad siempre
altera. 7Todo lo que genera miedo produce disensión porque
obedece las leyes de la división. 8Si el ego es el símbolo de la
separación, es también el símbolo de la culpabilidad. 9La
culpabilidad es más que simplemente algo ajeno a Dios. 10Es el
símbolo del ataque contra Dios. 11Este concepto no tiene ningún
sentido, excepto para el ego, pero no subestimes el poder que el ego le aporta al
creer en él. 12Esta es la creencia de donde procede toda
culpabilidad.
3. El ego es la parte de la mente que cree en la
división. 2¿Cómo iba a poder una parte de Dios separarse de Él sin
creer que lo está atacando?. 3Hablamos anteriormente del problema de
la autoridad y dijimos que se basa en el concepto de que es posible usurpar
el poder de Dios. 4El ego cree que eso es lo que tú hiciste porque
cree que tú eres él. Si te
identificas con el ego, no podrás sino percibirte a ti mismo como culpable. 6Siempre
que le hagas caso al ego experimentarás culpabilidad y temerás ser castigado. 7El
ego es literalmente un pensamiento atemorizante. 8Por muy ridícula
que sea para una mente sana la idea de atacar a Dios, nunca olvides que el ego
es demente. 9Representa un sistema de conceptos ilusorios y habla en
su nombre. 10Hacerle caso a la voz del ego significa que crees que
es posible atacar a Dios, y que has arrancado una parte de Él y te has
apoderado de ella. 11De ahí procede el miedo a las represalias
externas, ya que el sentimiento de culpabilidad es tan intenso que tiene que
ser proyectado.
4. Todo lo que aceptas en tu mente se vuelve real
para ti. 2Es tu aceptación lo que le confiere realidad. 3El
permitirle la entrada al ego en tu mente y entronarlo allí, es lo que lo
convierte en tu realidad. 4Eso se debe a que la mente es capaz de
crear realidad o de fabricar ilusiones. 5Dije anteriormente que
tienes que aprender a pensar con Dios. 6Pensar con Él es pensar como
Él, 7lo cual produce dicha -y no culpabilidad porque es algo
natural. 8La culpabilidad es un signo inequívoco de que tu
pensamiento no es natural. 9El pensamiento que no es natural va
siempre acompañado de culpabilidad porque es la creencia en el pecado. 10El
ego no percibe el pecado como una falta de amor, sino como un decidido acto de
agresión. 11Esto es necesario para su supervivencia porque, tan
pronto como consideres que el pecado es una
insuficiencia, tratarás automáticamente de remediar la situación. 12Y
lo lograrás. 13Para el ego eso es la perdición, pero tú tienes que
aprender a verlo como tu emancipación.
5. La mente que está libre de culpa no puede sufrir.
2Al estar sana, sana a su vez al cuerpo porque ella misma ha sanado. 3Las enfermedades son
inconcebibles para la mente sana, ya que no puede concebir atacar a nada ni a
nadie. 4Dije antes que la enfermedad es una forma de magia. 5Quizá
sería mejor decir que es una forma de solución mágica. 6El ego cree
que castigándose a sí mismo mitigará el castigo de Dios. 7Mas
incluso en esto es arrogante. 8Le atribuye a Dios la intención de
castigar, y luego adopta esa intención como su propia prerrogativa. 9El
ego trata de usurpar todas las funciones de Dios tal como las percibe porque
reconoce que sólo se puede confiar, en una lealtad absoluta.
6. El ego no puede oponerse a las leyes de Dios de
la misma manera en que tú tampoco puedes hacerlo, pero puede interpretarlas de
acuerdo con lo que desea, al igual que tú. 2Por eso es preciso que
contestes la pregunta: "¿Qué es lo que quiero?" 3La
contestas cada minuto y cada segundo, y cada decisión que tomas es un juicio
que no puede por menos que tener consecuencias. 4Y éstas continuarán
repitiéndose automáticamente hasta que tomes otra decisión. 5Recuerda,
no obstante, que .las alternativas en sí son inalterables. 6El
Espíritu Santo, al igual que el ego, es una elección que uno hace. 7Ambos
constituyen las únicas alternativas que la mente puede aceptar y obedecer. 8El
Espíritu Santo y el ego son las únicas opciones que tienes. 9Dios
creó Una de ellas, y, por lo tanto, no puedes deshacerla. 10La otra
la inventaste tú, y, por lo tanto, sí puedes. 11Sólo lo que Dios
crea es irreversible e inmutable. 12Lo que tú has fabricado siempre
se puede cambiar porque cuando no piensas como Dios, en realidad no estás
pensando en absoluto. 13Las ideas ilusorias no son pensamientos
reales, si bien puedes creer en ellas. 14Pero eso es un error. 15La
función del pensamiento procede de Dios y reside en Dios. 16Puesto que
formas parte de Su Pensamiento, no puedes
pensar separado de El.
7. El pensamiento irracional es pensamiento
desordenado. 2Dios Mismo pone orden en tu pensamiento porque tu
pensamiento fue creado por Él. 3Los sentimientos de culpabilidad son
siempre señal de que desconoces esto. 4Muestran asimismo que crees
que puedes pensar separado de Dios, y que deseas hacerlo. 5Todo pensamiento
desordenado va acompañado de culpabilidad desde su concepción, y mantiene su
continuidad gracias a ella. 6La culpabilidad es ineludible para
aquellos que creen que son ellos los que ordenan sus propios pensamientos, y
que, por lo tanto, tienen que obedecer sus dictados. 7Eso les hace
sentirse responsables de sus errores sin darse cuenta de que, al aceptar esta
responsabilidad, están reaccionando de manera irresponsable. 8Si la
única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí
mismo, y te aseguro yo que así es, la responsabilidad por lo que debe ser expiado no puede entonces recaer sobre ti. 9Este
dilema no puede ser resuelto, excepto aceptando la solución del des-hacimiento.
10Tú serias responsable de
los efectos de tu manera equivocada de pensar si ésta no se pudiera deshacer. 11El
propósito de la Expiación es conservar del pasado únicamente aquello que ha
sido purificado: 12Si aceptas el remedio para el pensamiento desordenado,
remedio cuya eficacia es indudable, ¿cómo iban a seguir estando presente sus
síntomas?
8. La continua decisión de permanecer separado es la
única razón posible de que siga habiendo sentimientos de culpabilidad. 2Hemos
dicho esto antes, pero no subrayamos los resultados destructivos de tal
decisión. 3Cualquier decisión de la mente afecta tanto al
comportamiento como a la experiencia. 4Lo que tú deseas, esperas que
tenga lugar. 5Esto no es algo ilusorio. 6Tu mente ciertamente forja tu futuro, y se lo
devolverá a la creación plena en cualquier
momento si primero acepta la Expiación. 7Retornará asimismo a la
creación plena en el instante en que haya hecho eso. 8Al haber renunciado
a su pensamiento desordenado, la correcta ordenación del pensamiento se hace
evidente.
LECCIÓN 46
Dios es el Amor en el que perdono.
1. Dios no perdona porque nunca ha condenado. 2Y
primero tiene que haber condenación para que
el perdón sea necesario. 3El perdón es la mayor necesidad de este
mundo, y esto se debe a que es un mundo de ilusiones. 4Aquellos que
perdonan se liberan a sí mismos de las ilusiones, mientras que los que se ruegan
a hacerlo se atan a ellas. 5De la misma manera en que sólo te
condenas a ti mismo, de igual modo, sólo te perdonas a ti mismo.
2. Pero si bien Dios no perdona, Su Amor es, no obstante,
la base del perdón. 2El miedo condena y el amor perdona. 3El
perdón, pues, des-hace lo que el miedo ha producido, y lleva de nuevo a la
mente a la conciencia de Dios. 4Por esta razón, al perdón puede
llamársele verdaderamente salvación. 5Es el medio a través del cual
desaparecen las ilusiones.
3. Los ejercicios de hoy requieren por lo menos tres
sesiones de práctica de cinco minutos completos, y el mayor número posible de
las más cortas. 2Como de costumbre, comienza las sesiones de
práctica más largas repitiendo la idea de hoy para tus adentros. 3Cierra
los ojos
mientras lo haces, y dedica un minuto o dos a explorar tu mente en busca de
aquellas personas a quienes no has perdonado. 4No importa en qué
medida no las hayas perdonado. 5O
las has perdonado completamente
o no las has perdonado en absoluto.
4. Si estás haciendo los ejercicios correctamente no
deberías tener ninguna dificultad en encontrar un buen número de personas a
quienes no has perdonado. 2En general, se puede asumir correctamente
que cualquier persona que no te caiga bien es un sujeto adecuado. 3Menciona
cada una de ellas por su nombre, y di:
4[Nombre],
Dios es el Amor en el que te perdono.
5. El propósito de la primera fase de las sesiones de
práctica de hoy es colocarte en una posición desde la que puedes perdonarte a
ti mismo. 2Después que hayas aplicado la idea a todas las personas
que te hayan venido a la mente, di para tus adentros:
3Dios es el Amor en el que me perdono a
mí mismo.
4Dedica
luego el resto de la sesión a añadir ideas afines tales como:
5Dios es el Amor con el que
me amo a mí mismo.
6Dios es
el Amor en el que me alzo bendecido.
6. El modelo a seguir en cada aplicación puede variar
considerablemente, pero no se debe perder de vista la idea central. 2Podrías
decir, por ejemplo:
3No
puedo ser culpable porque soy un Hijo de Dios.
4Ya
he sido perdonado.
5El miedo no tiene cabida en una mente
que Dios ama.
6No
tengo necesidad de atacar porque el amor me ha perdonado.
7La
sesión de práctica debe terminar, no obstante, con una repetición de la idea
de hoy en su forma original.
7. Las sesiones de práctica más cortas pueden consistir ya
sea en una repetición de la idea de hoy en su forma original, o en una afín,
según prefieras. 2Asegúrate, no obstante, de aplicar la idea de
manera más concreta si surge la necesidad. 3Esto será necesario en
cualquier momento del día en el que te percates de cualquier reacción negativa
hacia alguien, tanto si esa persona está presente como si no. 4En
tal caso, dile silenciosamente:
5Dios es el Amor en el que te perdono.
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