VI. El tiempo y la eternidad
1. Dios en Su conocimiento no está esperando, pero a
Su Reino le falta algo mientras tú esperes.
2Todos los Hijos de Dios están esperando tu retorno, tal como tú
estás esperando el suyo. 3En la eternidad las demoras no importan,
pero en el tiempo son ciertamente trágicas. 4Has elegido estar en el
tiempo en vez de en la eternidad, y, por consiguiente, crees estar en el tiempo. 5Sin
embargo, tu elección es a la vez libre y modificable. 6No te
corresponde estar en el tiempo. 7Te corresponde estar únicamente en
la eternidad, donde Dios Mismo te ubicó para siempre.
2. Los sentimientos de culpabilidad son los que
perpetúan el tiempo. 2Inducen miedo a las represalias o al abandono,
garantizando así que el futuro sea igual que el pasado. 3En esto
consiste la continuidad del ego, 4la cual le proporciona una falsa
sensación de seguridad al creer que tú no puedes escaparte de ella. 5Pero
no sólo puedes, sino que tienes que hacerlo. 6Dios te ofrece a
cambio la continuidad de la eternidad. 7Cuando te decidas a hacer
este intercambio, reemplazarás simultáneamente la culpabilidad por la dicha, la
crueldad por el amor y el dolor por la paz. 8Mi papel consiste
únicamente en desatar las cadenas que aprisionan tu voluntad y liberarla. 9Tu
ego no puede aceptar esta libertad, y se opondrá a ella siempre que pueda y en
cualquier forma que pueda. 10Y puesto que tú eres su hacedor,
reconoces lo que él puede hacer, pues le conferiste el poder de hacerlo.
3. Acuérdate siempre del Reino, y recuerda que tú
que formas parte de él, jamás te puedes perder. 2La Mente que estaba
en mí está en ti, pues Dios crea con
absoluta imparcialidad. 3Deja que el Espíritu Santo te recuerde
siempre Su imparcialidad, y déjame enseñarte cómo compartirla con tus hermanos.
4¿De qué otra manera sino se te puede brindar la oportunidad de
reivindicarla para ti mismo? 5Ambas voces hablan simultáneamente en
favor de diferentes interpretaciones de una misma cosa, o casi simultáneamente,
pues el ego siempre habla primero. 6Las interpretaciones que
representan la otra alternativa no se hicieron necesarias hasta que se concibió
la primera de ellas.
4. El ego dicta sentencia y el Espíritu Santo revoca
sus decisiones, en forma similar a como en este mundo un tribunal supremo tiene
la potestad de revocar las decisiones de un tribunal inferior. 2Las
decisiones del ego son siempre erróneas porque están basadas en el error para
cuya defensa, se tomaron. 3El ego no interpreta correctamente nada
de lo que percibe. 4No sólo cita las Escrituras para defender su
causa, sino que incluso las interpreta como testigos a su favor. 5A
juicio del ego, la Biblia es algo
temible. 6Al percibirla como algo temible la interpreta con miedo. 7Al
sentir miedo, no apelas al Tribunal Supremo porque crees que también fallaría
en tu contra.
5. Existen muchos ejemplos que muestran la forma en
que las interpretaciones del ego son engañosas, pero con unos pocos bastará
para mostrar cómo el Espíritu Santo puede reinterpretarlas bajo Su Propia Luz.
6. Para el Espíritu Santo, "Lo que el hombre
sembrare, eso cosechará" quiere decir que lo que consideres digno de ser
cultivado lo cultivarás en ti mismo. 2Considerar que algo es valioso
es lo que lo hace valioso para, ti.
7. "Mía es la venganza, dice el
Señor", puede reinterpretarse fácilmente si recuerdas que las ideas se
expanden sólo al compartirse. 2La aseveración subraya el hecho de
que la venganza no se puede compartir. 3Dásela, por lo tanto, al
Espíritu Santo, Quien te librará de ella; puesto que no le corresponde estar en
tu mente, la cual forma parte de Dios.
8. De acuerdo con la interpretación del ego,
"Castigaré los pecados de los padres hasta la tercera y cuarta
generación" es una aseveración especialmente cruel. 2Se
convierte simplemente en un intento por parte del ego de garantizar
su propia supervivencia. 3Para el Espíritu Santo, la frase significa
que en las generaciones posteriores Él todavía podrá reinterpretar lo que las
generaciones previas habían entendido mal, anulando así la capacidad de dichos
pensamientos para suscitar miedo.
9. "Los impíos perecerán" se convierte en
una declaración de Expiación, si se entiende la palabra "perecerán"
con el significado de "serán des-hechos". 2Todos los
pensamientos no amorosos tienen que ser des-hechos, palabra ésta que el ego ni
siquiera puede entender. 3Para el ego, deshacer significa destruir. 4El
ego no será destruido porque forma parte de tu pensamiento, pero como no es
creativo, y es, por consiguiente, incapaz de compartir, será reinterpretado de
otra manera para así liberarte del miedo. 5La parte de la mente que
le diste al ego regresará simplemente al Reino, donde a toda ella le corresponde
estar. 6Puedes demorar la compleción del Reino, pero no puedes
introducir el concepto de miedo en él.
10. No tienes por qué temer que el Tribunal Supremo
te vaya a condenar. 2Éste simplemente declarará sin lugar el caso
contra ti. 3No puede haber caso contra un Hijo de Dios, y todo
testigo que da fe de la culpabilidad de las creaciones de Dios está levantando
falso testimonio contra Dios Mismo. 4Apela jubilosamente todo lo que
creas al Propio Tribunal Supremo de Dios, ya que éste habla por Él, y, por
consiguiente, lo que afirma es la verdad. 5Declarará sin lugar el
caso contra ti, no importa cuán cuidadosamente lo hayas preparado. 6Lo
podrás haber planeado a prueba de todo, pero no está a prueba de Dios. 7El
Espíritu Santo no le dará audiencia, pues El sólo puede dar testimonio de la
verdad. 8Su veredicto será siempre: "Tuyo es el Reino",
porque el Espíritu Santo te fue dado para recordarte lo que eres.
11. Cuando dije: "Yo he venido como una luz al
mundo", lo que quise decir fue que vine a compartir la luz contigo. 2Recuerda
mi referencia al espejo tenebroso del ego, y recuerda también que dije:
"No mires ahí". 3Todavía sigue siendo cierto que es a ti a
quien le corresponde decidir dónde has de buscar para encontrarte a ti mismo. 4La
paciencia que tengas con tu hermano es la misma paciencia que tendrás contigo
mismo. 5¿No es acaso digno un Hijo de Dios de que se tenga paciencia
con él? 6He tenido infinita paciencia contigo porque mi voluntad es
la Voluntad de nuestro Padre, de Quien aprendí lo que es la paciencia infinita.
7Su Voz estaba en mí tal como está en ti, exhortándonos a tener
paciencia con la Filiación en Nombre de su Creador.
12. Ahora debes aprender que sólo la paciencia
infinita produce resultados inmediatos. 2Así es como el tiempo se
intercambia por la eternidad. 3La paciencia infinita recurre al amor
infinito, y, al producir resultados ahora
hace que el tiempo se haga innecesario. 4Hemos dicho
repetidamente que el tiempo es un recurso de aprendizaje que será abolido
cuando ya no sea necesario. 5El Espíritu Santo, que habla en favor
de Dios en el tiempo, sabe también que el tiempo no tiene sentido. 6Él
te recuerda esto en todo momento porque Su función especial consiste en
conducirte de regreso a la eternidad y permanecer allí para bendecir tus
creaciones. 7El es la única bendición que realmente puedes dar,
pues es verdaderamente bendito. 8Puesto que Dios te dio el Espíritu
Santo libremente, tienes que darlo tal como lo recibiste.
LECCIÓN 49
La Voz de Dios me habla durante todo el día.
1. Es muy posible
escuchar la Voz de Dios durante todo el día sin que ello interrumpa para nada
tus actividades normales. 2La parte de tu mente donde reside la
verdad está en constante comunicación con Dios, tanto si eres consciente de
ello como si no. 3Es la otra parte de tu mente la que opera en el
mundo y la que obedece sus leyes. 4Ésa es la parte que está
constantemente distraída, y que es desorganizada y sumamente insegura.
2. La parte que
está escuchando a la Voz de Dios es
serena, está en continuo reposo y llena de absoluta seguridad. 2Es
la única parte que realmente existe. 3La otra es una loca ilusión,
frenética y perturbada, aunque desprovista de toda realidad. 4Trata
hoy de no prestarle oídos. 5Trata de identificarte con la parte de
tu mente donde la quietud y la paz reinan para siempre. 6Trata de
oír la Voz de Dios llamándote amorosamente recordándote que tu Creador no se ha
olvidado de Su Hijo.
3. Hoy
necesitaremos por lo menos cuatro sesiones de práctica de cinco minutos cada
una, e incluso más si es posible. 2De hecho, trataremos de oír la
Voz de Dios recordándote a Dios y a tu Ser. 3Abordaremos el más
santo y gozoso de todos los pensamientos llenos de confianza, sabiendo que al
hacer esto estamos uniendo nuestra voluntad a la Voluntad de Dios. 4Él
quiere que oigas Su Voz. 5Te la
dio para que la oyeses.
4. Escucha en
profundo silencio. 2Permanece muy quedo y abre tu mente. 3Ve
más allá de todos los chillidos estridentes e imaginaciones enfermizas que
encubren tus verdaderos pensamientos y empañan tu eterno vínculo con Dios: 4Sumérgete
profundamente en la paz que te espera más allá de los frenéticos y tumultuosos
pensamientos, sonidos e imágenes de este mundo demente. 5No vives
aquí. 6Estamos tratando de llegar a tu verdadero hogar. 7Estamos
tratando de llegar al lugar donde eres verdaderamente bienvenido. 8Estamos
tratando de llegar a Dios.
5. No te olvides de repetir la idea de hoy
frecuentemente. 2Hazlo con los ojos abiertos cuando sea necesario,
pero ciérralos siempre que sea posible. 3Y asegúrate de sentarte
quedamente y de repetir la idea cada vez que puedas, cerrando los ojos al
mundo, y comprendiendo que estás invitando a la Voz de Dios a que te hable.
1. ¿Crees
realmente que puedes fabricar una voz que pueda ahogar a la de Dios? 2¿Crees
realmente que puedes inventar un sistema de pensamiento que te pueda separar
de Él? 3¿Crees realmente
que puedes encargarte de tu seguridad y de tu dicha mejor que Él? 4No tienes que ser ni
cuidadoso ni descuidado, necesitas simplemente echar sobre Sus Hombros toda
angustia, pues Él cuida de ti. 5Él
cuida de ti porque te ama. 6Su
Voz te recuerda continuamente que tienes motivos para sentirte esperanzado
debido a que estás a Su cuidado. 7No
puedes elegir excluirte de Su cuidado porque ésa no es Su Voluntad, pero puedes
elegir aceptar Su cuidado y usar el poder infinito de éste en beneficio de
todos los que Él creó mediante él.
2. Han sido muchos los sanadores que no se curaron a
sí mismos. 2No movieron montañas con su fe porque su fe no era
absoluta. 3Algunos de
ellos ocasionalmente curaron enfermos, mas no resucitaron a ningún muerto. 4A menos que el sanador se
cure a sí mismo, no podrá creer que no hay
grados de dificultad en los milagros. 5No habrá aprendido que toda
mente que Dios haya creado es igualmente digna de ser sanada porque El la creó íntegra. 6Se
te pide simplemente que le devuelvas a Dios tu mente tal como Él la creó. 7Dios te pide únicamente lo
que Él te dio, sabiendo que mediante esa entrega sanarás. 8La cordura no es otra cosa que plenitud, y la cordura
de tus hermanos es también la tuya.
3. ¿Por qué prestarle atención a las continuas y
dementes exigencias que crees que se te hacen, cuando puedes saber que la Voz
que habla por Dios se encuentra en ti? 2Dios te encomendó Su
Espíritu, y te pide que tú le encomiendes el tuyo. 3Su Voluntad dispone que éste permanezca en perfecta paz
porque tú eres de una misma mente y de un mismo espíritu con El. 4El último recurso
desesperado del ego en defensa de su propia existencia es excluirte de la
Expiación. 5Ello refleja a la vez la necesidad del ego de mantenerse
separado, y el hecho de que tú estás dispuesto a ponerte de parte de la
separación por la que él aboga. 6El hecho de que estés dispuesto a
ello significa que no quieres sanar.
4. Pero ha llegado el momento. 2No se te
ha pedido que elabores el plan de la salvación porque, como ya te dije
anteriormente, el remedio no pudo haber sido obra tuya. 3Dios Mismo te dio la Corrección perfecta para todo lo
que has inventado que no esté de acuerdo con Su santa Voluntad. 4Te estoy haciendo perfectamente
explícito Su plan, y te diré también cuál es tu papel en él y cuán urgente es
que lo lleves a cabo. 5Dios se lamenta ante el
"sacrificio" de Sus Hijos que creen que Él se olvidó de ellos.
5. Siempre que no te sientes completamente dichoso
es porque has reaccionado sin amor ante una de las creaciones de Dios. 2Al percibir eso como un pecado te pones a la defensiva porque
prevés un ataque. 3Tú
eres el que toma la decisión de reaccionar de esa manera, y, por lo
tanto, la puedes revocar. 4No
puedes revocarla arrepintiéndote en el sentido usual de la palabra porque eso
implicaría culpabilidad. 5Si sucumbes al sentimiento de culpabilidad,
reforzarás el error en vez de permitir que sea des-hecho.
6. Tomar esta decisión no puede ser algo difícil. 2Esto
es obvio, si te percatas de que si no te sientes completamente dichoso es porque
tú mismo así lo has decidido. 3Por
lo tanto, el primer paso en el proceso de des-hacimiento es reconocer que
decidiste equivocadamente a sabiendas, pero que con igual empeño puedes decidir
de otra manera. 4Sé muy
firme contigo mismo con respecto a esto, y mantente plenamente consciente de
que el proceso de des-hacimiento, que no procede de ti, se encuentra no
obstante en ti porque Dios lo puso ahí. 5Tu papel consiste
simplemente en hacer que tu pensamiento retorne al punto en que se cometió el
error, y en entregárselo allí a la Expiación en paz. 6Repite para tus adentros lo que sigue a continuación
tan sinceramente como puedas, recordando que el Espíritu Santo responderá de
lleno a tu más leve invitación:
7Debo haber decidido equivocadamente
porque no estoy en paz.
8Yo mismo tomé esa decisión, por lo
tanto, puedo tomar otra.
9Quiero tomar otra decisión porque
deseo estar en paz.
10No me siento culpable porque el
Espíritu Santo, si se lo permito anulará todas las consecuencias de mi decisión
equivocada.
11Elijo
permitírselo, al dejar que Él decida en favor de Dios por mí.
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